A más empoderamiento, más paz mental
Los últimos dos años, debido al COVID-19, han sido-en el mejor de los casos- retadores. Las consecuencias de esta crisis global las hemos sentido en todos los ámbitos de nuestras vidas. Pero luego de tantos meses, existe otro desafío. La “segunda pandemia” está mucho más ligada a nuestra salud mental. Aumento en los niveles de estrés, mayor ansiedad y la agudización de otros síntomas relacionados con la falta de bienestar de la mente son comunes hoy en día. Una de las principales causas ha sido la incertidumbre sostenida.
Como seres humanos, el hecho de no poder realizar planes debido a la falta de control sobre los agentes externos nos produce incomodidad. Es algo que no podemos evitar. Hasta cierto punto, necesitamos autonomía sobre nuestros asuntos. Los últimos años nos han enseñado que esa libertad no puede darse por sentada.
Aunque los países comienzan a retomar la tan nombrada “normalidad”, se han levantado restricciones y empieza a divisarse un mejor panorama; el verdadero empoderamiento que necesitamos para sentirnos plenos viene de la toma de decisiones. La sensación de control e independencia viene de la determinación de crear y ejecutar planes.
Es así como la decisión de aprender un nuevo idioma se presenta como una opción para combatir la incertidumbre. Tomar las riendas de nuestro crecimiento personal al aprender una lengua extranjera nos empodera y nos devuelve la perspectiva. Y entre todas las opciones disponibles, el inglés se mantiene como el preferido de los estudiantes.
El hecho de avanzar en el aprendizaje del inglés nos muestra, de manera evidente, nuestra capacidad de evolucionar. Esto unido a las endorfinas generadas cada vez que se culmina una unidad, o se completa una tarea, genera una sensación placentera en nuestro cerebro.
De igual forma, tiene un efecto tranquilizante el hecho de sentir autonomía en algún área de nuestras vidas. A pesar de la incertidumbre externa, nos alivia saber que algo de nuestra cotidianidad cuenta con estructura y con metas claras.
No son menos importantes los beneficios físicos que el aprender inglés aporta. Según el Washington Post, en su artículo sobre las ventajas del bilingüismo en la prevención del envejecimiento del cerebro, “ [el bilingüismo] aumenta el volumen de materia gris…la experiencia bilingüe la hace más densa, lo que crea más células. Esto es un indicador de un cerebro más sano” https://www.washingtonpost.com
La mejor opción: Aprender a hablar inglés online
Sin duda alguna, a pesar de todas las preocupaciones que la pandemia nos ha traído, podemos contar como ganancia el haber comprendido que trabajar, reunirnos y aprender de manera virtual tiene muchas ventajas, siendo la más importante la protección de nuestra salud. Al aprender inglés desde casa, se pueden minimizar los riesgos de contagio, lo cual aporta, a su vez, el beneficio colateral de estar más tranquilos y relajados a la hora de absorber conocimientos.
Otro beneficio es la flexibilidad. Aprender a hablar inglés online resulta práctico. No contar con horas libres al día destinadas al desplazamiento hacia los centros de estudio no es una excusa. El poco tiempo libre con que se cuente puede ser destinado al crecimiento personal. Esto lleva, como resultado, al aprovechamiento máximo de recursos. El tiempo se utiliza de manera inteligente. De igual forma, los altos costos de matrícula que en otros momentos podrían representar un impedimento para aprender inglés han bajado significativamente con esta modalidad de aprendizaje.
Finalmente, algo que muchos de nosotros expresamos es la necesidad de tener más interacción social que no esté relacionada con el trabajo, por ejemplo conocer personas en un ambiente distendido fuera del ámbito laboral. Y satisfacer esta necesidad de manera virtual se alinea con nuestro estilo actual de vida. Hacer nuevos amigos, descubrir historias interesantes y encontrar metas en común al tiempo que aprendemos inglés desde la comodidad del hogar es la opción perfecta para acercarnos más como comunidad.
Estoy de acuerdo contigo. Si hay algo que podemos llegar a controlar es precisamente nuestro aprendizaje. Con un desarrollo de nuestra propia conciencia como aprendientes, podemos darnos cuenta qué técnicas nos son más útiles, que tiempos requerimos, cuánta dedicación debemos tener.